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Más allá del Arcón

  • Foto del escritor: Sabri Vicente.
    Sabri Vicente.
  • 16 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 4 jul 2021



Tal vez conozcas algo de mi, como tal vez no, aún yo solo conozco de mi de que se conforma mi espíritu y alma y en base a eso me auto género.


Puedo destacar algunas cosas respecto a mi vida.

Sé, recuerdo y creo firmemente que mi niñez es el regalo más lindo que pude tener, en lo cual me encontré con un amigo que todo lo es y está en todo momentos conmigo.

Ya siendo una niña, nuevas cosas me traía el mundo, iba dejando de ser la primera en cuanto a la más chiquita, nuevas incorporaciones y nuevas y hermosas adaptaciones.

Admito que tuve una pubertad perturbadora, donde deje en un costado mi amigo fiel que desde mis primeros pasos lo quise como amigo , lo permití entrar en mi vida y nunca me había fallado (hasta la fecha), que había elegido, que entre en mi corazón para el resto de mi vida.

Con Él mis días brillaban y sin el se opacaban, susurrándome al oído en esa etapa estoy con vos no tengas miedo.

Situaciones tuve que atravesar aprendiendo a ser fuerte en un mundo de adultos, aprendiendo a elegir que caminos tomar y decisiones optar para poder sobrevivir.

Mi adolescencia con esfuerzo logré lo que obtuve, lo cual es un orgullo para mi y sostengo hasta el día de la fecha.

Deseche tiempo en ocio lo admito, pero admito también que tuve mucho trabajo, esfuerzo y voluntad propia de crecer y salir adelante de aquellas pequeñas cosas que hoy pasaron a ser una etapa más en mi vida.

Estoy eternamente agradecida a cada una de las personas que auto generaron en mí esa confianza fe y dedicación que ya había quedado en el olvido.


Terminando mi adolescencia sentí que de la lista del debe y el haber, hablando contablemente, con Dios venía en negativo en todo, literalmente ni un asiento en mi cuenta patrimonial se salvaba.

Mediante esto me vi en la necesidad de reafirmar mi creencia y convicción lo cual habiendo dejado mi primer carrera universitaria, me aboque de lleno a tener comunión con Dios, así como también bautizarme y entregarle todo mi debe y ponerme al día con él en todo al cien porciento y con ello dejar atrás todo el tiempo que había pasado alejada de él, me dedique a trabajar constantemente y estar al servicio para con él y quienes quieran conocer de él.


En la adolescencia no pensaba en un futuro, en proyectos y menos en planes, porque no conseguía o no obtuve una guía para seguir y estar segura que era lo correcto en medio de tanto incorrecto que el mundo me había dado a conocer.


Llegando a la juventud me di un fuerte impacto, el cual muchos años intente o mejor dicho me dedique a la culpa ajena y no propia, excusándome y defendiendo mi propio criterio y argumento. Me costó volver con aquél y fiel compañero que me vio desde el vientre de mi madre y me diseño aún antes de que mi propia madre lo pueda imaginar.


Dejar mi primer carrera fue algo que me costó años superarlo, ingrese con tanto impulso que tuve que dejar de un día para otro. Había otros planes y tenía que descubrir cuales eran aquellos planes que para mi, marcados ya estaban.

Una vez más se torno una nube blanca en mi futuro, incierto, pero esta vez, con una propia iniciativa.


Admito que adquirí siempre millones de herramientas, pero no pensaba en cómo desarrollarlas, sino que ahí estaba nuevamente entre seguir avanzando o dedicarme un poco más al ocio, ese ocio perturbador en mis noches y con mucho de nubes grises sea día o sea noche, el debe pendiente que ya había mencionado.



Puedo decir casi con certeza que;

Aprendí que los valores se adquieren y no se esperan

Aprendí que hacer el bien depende de uno y no a cuesta del otro.

Aprendí que confiar en tu mano derecha a veces puede ser el error que peor cometiste.

Que los planes sin un poco de incertidumbre, no son buenos planes.

Que los proyectos sin millones de intentos no son buenos proyectos.

Que las metas sin claridad no son metas.

Y que algo sin claridad solo pasan a ser objetivos cortos fáciles y sencillos.


Creo en un Dios vivo, en aquel que dicen que murió y resucitó por nuestros pecados, por el tuyo y por los míos.


Hoy en día sigo manteniendo mis pilares, con mayor frecuencia , pero no dejo de creer.


- De algo estoy segura y acá me rio

Ya que un profesor me decía;

-A ver, a ver, usted siempre dice; ¡Yo creo! . Usted lo que tiene que hacer es decir es: ¡Esto es así! , ¡De esta manera! ¡Por este motivo! . Y tiene la razón absoluta.

Así que: Creo en Dios, Porque es aquel que murió y resucito por mi vida, yo lo creo así y sus muestras de gratitud son incomparables a cualquier semejanza que me pueda mostrar el mundo fuera de Él.


Y estoy segura que no existe sueño más grande que querer alcanzarlo.


ALCANZAR: una guía, un eje, algo por lo que valga la pena levantarse todas las mañanas y decir; "Sí, sigo adelante y avanzó hacia la meta, con objetivos claros y de bienestar para mi vida".

 
 
 

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